Hay un momento en la vida en que no es abandono, sino amor a uno mismo, dejar determinadas rutinas de cuidado personal. Estamos sometidos a millones de mensajes que nos dicen lo que tenemos que hacer con nuestro cuerpo, nuestro aspecto y nuestro tiempo si es que queremos aprovechar bien la vida y la salud que nos es dada. Tantos, que finalmente se convierten en motivo de pérdida de salud mental y de creciente autoexigencia siempre insatisfecha.
Alcanzar unos minutos de felicidad al día no es compatible con esta carga de tareas interminables. Soltar obligaciones impuestas desde los medios, los y las amigas, profesionales de la salud y gurús del bienestar da mucho más placer que cumplir con toda la lista de mandatos.
Desde que comenzó a ser protagonista de atenciones y necesidades el suelo