El Fontán no siempre fue la bulliciosa plaza que conocemos hoy. Su nombre delata su origen como una laguna natural o fontán que se encontraba a las afueras de la muralla medieval de Oviedo . Con el crecimiento de la ciudad, esta laguna fue desecada para dar cabida a artesanos y comerciantes, convirtiéndose en el epicentro del comercio popular. Lo que comenzó como un mercado al aire libre se consolidó a lo largo de los siglos con la construcción de su icónica plaza porticada y, ya a finales del siglo XIX, con el elegante mercado cubierto de hierro y cristal. Más que un simple lugar de compra y venta, El Fontán es el corazón palpitante de la vida diaria ovetense, un escenario donde generaciones han intercambiado no solo mercancías, sino también tradiciones, convirtiéndolo en un testimonio
Un templo de culto al producto de calidad

95