Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.

Esta columna fue escrita por el columnista invitado Marco Ariza Dau.

La virtualización de la educación superior es un hecho global. El impacto de la pandemia y la adopción de tecnologías de aprendizaje en línea aceleraron un proceso que ya venía en marcha. En Colombia, la oferta académica en esta modalidad crece día a día y la matrícula en estos programas prácticamente se ha duplicado en un periodo muy corto. Sus bondades son evidentes: mayor cobertura, reducción de costos y flexibilidad en el proceso de aprendizaje. Sin embargo, persisten las dudas sobre su calidad.

Hace más de una década, algunas investigaciones ya advertían sobre la brecha de rendimiento académico a favor de los estudiant

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