Lleva más de cinco meses sin saber lo que es comer caliente , asearse en un baño o dormir en una cama. Desde que el propietario de la vivienda que tenía alquilada la echara a la calle el pasado mes de abril todo ha ido a peor para Conchi y para su hijo , un joven de 36 años que tiene una discapacidad reconocida del 71 %.

“Nos aseamos con garrafas de agua, con el vestido puesto trato de lavarme como puedo todos los días y hacemos nuestras necesidades en un árbol apartado”, nos asegura Conchi cuando le preguntamos por las condiciones en las que vive. En cuanto a la comida, su hija la ayuda con lo que puede pero tienen que ir al día, no pueden tener comida cerca porque hay animales como ratas e insectos y se les echa a perder con el calor. “Llevo mucho tiempo sin poder comer caliente”, s

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