Juan Luis Rodríguez-Vigil 25 AGO 2025 19:54
Estaba cantado que iba a llegar esta temporada de terribles y asoladores incendios. Podría ser en agosto, como ha sido, pero si no habrían llegado en septiembre, en octubre o a lo más en noviembre de este año.
Eso era algo que se sabía de sobra y nadie debería llamarse a engaño. Unas lluvias primaverales muy abundantes y un verano de temperaturas altísimas, tórridas, en un marco de abandono generalizado del espacio forestal y del crecido sotobosque, así como del pastizal arbustivo de los montes, dominados por altísimos piornos con abundante combustible y, consecuentemente, con insuficiente número de cabezas de ganado desbrozadoras, así como con una población humana reducida al máximo y mayoritariamente envejecida, que es la que reside princip