El presidente surcoreano Lee Jae Myung se enfrentó este lunes a un Donald Trump en plena efervescencia, tan provocador como sarcástico, en una cumbre que expuso las fisuras de una alianza que Washington alguna vez jactó de «inquebrantable». Lee, con sonrisa estratégica, desató una oleada de lisonjas: celebró los récords del Dow Jones, alabó a EE. UU. como «pacificador» bajo Trump y soñó con una Torre Trump para un partido de golf conjunto. Pero este intento de apaciguar al impredecible magnate chocó contra las demandas implacables de Washington , que amenazan con despedazar un frágil pacto comercial mientras, en el Indo-Pacífico, las ambiciones de Pekín y las bravatas de Pyongyang dictan un ritmo brutal. En un giro teatral, Trump anunció un posible viaje a Pekín antes de fin de año, invi
Trump aprieta las tuercas a Corea del Sur en su reunión con el presidente Lee Jae Myung

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