Aunque el tema pueda parecer especulativo o sensacionalista, en la comunidad científica hay quienes se toman la incógnita con mucha seriedad y buscan desde un punto de vista científico riguroso encontrar soluciones a la gran pregunta: ¿estamos solos en el universo?
Durante décadas, los proyectos de búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI) han rastreado el cosmos en busca de “tecnomarcadores”; destellos de radio, pulsos láser o cualquier huella tecnológica aún desconocida que revele la existencia de otra civilización.
Pero surge un dilema fundamental: en la inmensidad del universo, ¿dónde y cuándo buscar? Ahora, investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania y del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA creen haber encontrado la respuesta en un lugar inesperado: en n