La noticia que corre como pólvora en Mérida y en todo Yucatán : Gustavo N., un padre trabajador y responsable, sólo puede convivir con su hijo bajo visitas supervisadas, mientras cada mes desembolsa una pensión desproporcionada de 50 mil pesos impuesta por el juzgado.

El contraste indigna. Mientras la madre disfruta de vacaciones en Miami, el menor permanece en Mérida. El padre, que cumple puntualmente con su obligación alimentaria, vive con la incertidumbre más dolorosa: ¿quién está al cuidado de su hijo mientras su mamá se encuentra fuera del país?

“El derecho alimentario debe usarse para proteger el menor, no para castigar a los padres que cumplen. Mi cliente paga con responsabilidad, pero aun así se le limita lo más importante: el derecho a convivir con su hijo. Esa restricción r

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