
Las becas del Programa de Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez , creadas para apoyar a estudiantes de bajos recursos, se han convertido en un alivio para la economía familiar, pero no en la herramienta que garantice mejores condiciones de estudio. De acuerdo con la más reciente evaluación del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social ( Coneval ), gran parte de los recursos no se usan en útiles escolares o uniformes, sino en la compra de alimentos .
Según un reporte de El Universal , directivos de planteles y padres de familia señalaron que la beca termina destinándose principalmente a la alimentación, pues los ingresos no alcanzan frente a los costos crecientes de la vida diaria. Aunque algunas familias también la usan para cuotas, uniformes y materiales escolares, la percepción generalizada es que el apoyo es insuficiente para cubrir los gastos que permitirían una mejor educación.
Los hallazgos del Coneval: efectos limitados y problemas de dispersión
El Coneval, en su evaluación, puntualizó que el programa sí genera efectos positivos de corto plazo, como una ligera reducción del abandono escolar, sobre todo en secundaria y en municipios de baja marginación . Sin embargo, en comunidades con alta pobreza, los resultados se diluyen porque entran en juego factores contextuales más fuertes, como las largas distancias a las escuelas, la necesidad de trabajar o las carencias de transporte.
Además, se identificaron problemas con el acceso al Banco del Bienestar, la falta de internet y que los cajeros automáticos no están disponibles en lenguas indígenas. Todo esto dificulta el cobro de las becas. Incluso en familias con más de tres hijos y con ingresos por debajo del salario mínimo, la ayuda se percibe como “imprescindible” para mantenerlos en la escuela, aunque insuficiente.
Becas que no siempre llegan a los más pobres
También se señala en que no todas las becas se focalizan en los hogares más pobres. Aunque el 32% de los municipios beneficiados tiene un grado de marginación alto o muy alto, más de la mitad de las becas se entregan en municipios con baja marginación . De hecho, el Coneval confirmó que los efectos más fuertes se concentran en contextos menos desfavorecidos.
Esto explica por qué, aunque se entregan millones de apoyos cada año, la brecha educativa y las carencias persisten. Por ejemplo, el porcentaje de estudiantes de entre 3 y 29 años en situación de pobreza que reciben una beca disminuyó en los últimos años , ya que pasó de 28.2% en 2016 a 22.7% en 2020, y solo repuntó a 25.9% en 2022, según El Universal .
Un programa necesario, pero insuficiente
El Coneval reconoce que el programa es “ una estrategia necesaria, pero aún insuficiente ”. Recomienda implementar medidas complementarias como tutorías, acompañamiento escolar, becas de manutención y transporte gratuito o de bajo costo para quienes viven en comunidades alejadas. También sugiere revisar la entrega de apoyos: actualmente se asigna una beca por familia, lo cual genera más dificultades en hogares con varios hijos en educación básica.
En palabras del organismo, el dinero de las becas “ no les permite a las familias cubrir los gastos que supondría mandar a los menores a estudiar fuera de sus localidades ”, por lo que muchas veces se convierte en dinero para sobrevivir más que para estudiar.