Lo que de verdad importa no es toparse con una media naranja hecha a la medida, sino dar con una que nos arroje fuera, en algo más grande

Naranjas extraviadas, que buscan completarse, aparearse. Somos medias naranjas, cítricos hambrientos, limones sedientes, que buscan algo de luz, algo de sal. Echarse, darse un bocado el uno al otro, con la boca del cañón.

No dejar ni una migaja cuando el baile se haya acabado, haberlo vivido todo, hasta el último goteo. Uno se asoma al otro, y entonces vamos hasta la frontera, cortamos el cordón umbilical. Nos aproximamos, adentramos en tierras ajenas. Palmo a palmo exploramos ese otro que no es yo, sino alguien, algo, ajeno, con sus arrancadas, sus sacudidas, sus cambios. Más información Amar es un lugar

Y de ese encuentro nace un vértigo. Nos d

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