La familia y los amigos estaban reunidos para celebrar el cumpleaños número veinte de Yong-ai y así dar continuidad a la vieja tradición de la China campesina (ancestral y profunda), de desear a cada miembro larga vida. Los fideos de la longevidad (o shòu miàn ) los preparó la madre en la sopa para ser comidos con cuchara, y así evitar que, al pretender comerlos con palillos, se rompieran al comienzo o por la mitad, lo cual significaría un mal presagio; un terrible presagio para el cumpleañero.

En realidad, los asistentes al festejo eran personas en su mayoría ancianas (incluso, algunas casi centenarias), con mucha experiencia en este tipo de tradición milenaria, que se ha preservado pese a la fuerza del cambio epocal, que incluye ya en muchas familias, aposentadas en la ciudad, cuestio

See Full Page