Alivio en la sala. El Barça no tiene que ir a Almaty, a 300 kilómetros de China, ni congelarse en Bodo, en pleno círculo polar ártico y donde la temperatura media anual es de -4. Le correspondieron viajecitos de cómodo tránsito (Londres, Newcastle, Brujas y Praga). Para grandes vuelos ya estará el compromiso de Miami, si lo aprueban la UEFA y la FIFA, pensará el bueno de Hansi Flick, aunque ahora el técnico alemán tenga otras preocupaciones. De hecho cruza los dedos para que le inscriban de una santa vez a todos los futbolistas y para que su plantilla no pierda ningún puntal pese al bombo y platillo que se le dio a la posible marcha de Casadó y el redoble de tambores con Fermín. También el club está enfrascado en otras lides de calado, como es sobre todo saber en qué estadio desarrollará

See Full Page