Lejos de los centros urbanos y el enfoque mediático, cada vez más zonas rurales mexicanas han caído presas de las silenciosas pero letales minas antipersonales .
En Colombia, las minas terrestres son un fenómeno de larga data. En 2023, las autoridades nacionales registraron 895 incidentes con estos artefactos explosivos, e l doble que en el año anterior, de acuerdo con el Monitor de Minas Terrestres 2024. Los casos se atribuyen sobre todo a grupos armados ilegales, como las disidencias de las FARC.
En México, en cambio, se trata de un problema relativamente reciente . Según Victoria Dittmar, investigadora del centro de análisis InSight Crime, se ha registrado un “creciente uso de artefactos explosivos improvisados por grupos criminales” en este país.
“Aunque han sido utilizados dura