Por: Fortunato Rodríguez y Masgo
Recorriendo las románticas calles de la histórica ciudad de Huánuco, enclavado dentro del territorio de los Chupachos, pueblo originario de esta parte del Perú, mes de agosto de los finales del año dos mil, camino contemplando hermosas casas de techos de tejas de arcilla a dos aguas, fachadas pintadas de blanco con sócalo ocre, robustas y añejas puertas como “zaguán” de madera cedro, ventanas con marco de madera, cuya malla de protección era de hierro fundido para resaltar la vivienda; muchas de estas moradas, son testigos mudos de la celebración de los bautizos de antaño; es momento; de recordar, y subir al tren de los recuerdos para revivir imaginariamente momentos inolvidables del ¡cebo padrino!
Allá, por los años 80, mes de mayo, llegó el cumpacho Z