Luisa Riveros, reconocida dirigenta social, falleció en la madrugada del sábado 30 de agosto. Su muerte se produce en un contexto significativo, ya que hoy se conmemora el Día de las Detenidas y Detenidos Desaparecidos. Riveros es recordada por su valiente intervención en 1987, cuando denunció los crímenes de la dictadura de Augusto Pinochet ante el Papa Juan Pablo II durante su visita a Chile.
En abril de ese año, Luisa Riveros fue una de las dos personas elegidas para hablar frente al Sumo Pontífice en la población La Bandera. En su emotivo discurso, expuso la dura realidad que enfrentaban miles de chilenos, incluyendo la pobreza, las detenciones arbitrarias y las desapariciones forzadas. "Queremos una vida digna, sin dictadura. Por lo mismo vamos a visitar a los presos políticos y torturados. Pedimos que se haga justicia y vuelvan los exiliados. Acompañamos a los familiares de los detenidos desaparecidos y queremos que se nos escuche y se nos respete", expresó Riveros en ese histórico momento.
Su intervención fue un hito que puso de relieve la situación de los derechos humanos en Chile y resonó a nivel internacional. Tras este evento, Luisa continuó su labor en defensa de los derechos sociales y se convirtió en un símbolo de la lucha por la democracia en el país.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) lamentó su fallecimiento, destacando su valentía y compromiso. "Hoy, nos despedimos de Luisa Riveros, pobladora que luchó valientemente por la recuperación de la democracia", señalaron en sus redes sociales.
Los restos de Luisa Riveros serán velados en la población Violeta Parra, en la comuna de Cerro Navia, donde su legado y su lucha por la justicia social perdurarán en la memoria colectiva.