En un verdadero acertijo puede haberse convertido el saber desde ya qué le puede decir el presidente Petro al emperador de Washington si llegare a darle resultado la poderosa máquina de guerra con la que tiene amedrentado al gobierno de Caracas.

Si la presencia de ese cúmulo de soldados gringos, de buques de guerra, de aviones bombarderos y de misiles de alcance preciso, precipitan de cualquier manera la salida del gobernante de Venezuela, es de esperarse que Petro saldrá a defender su honor y a ser leal con su compañero de luchas leninistas.

Por supuesto, cuando lo haga estará pensando en el dicho aquel de que «Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”. Pero si para conseguir el objetivo de derrocar a Maduro o de apresarlo o de darlo de baja, como dice el car

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