Hasta el miércoles pareció que el kirchnerismo finalmente había encontrado algo que decir en la campaña para la elección del 7 de septiembre: “Milei y su gente también son corruptos, y encima son más torpes que nosotros”. No era mucho, pero al menos era mejor que “basta de desinflación”, “basta de crueldad” y todas esas tonterías.

Frente a este nuevo argumento, el oficialismo podía quedarse pedaleando en el aire si no encontraba la forma de expurgar el forúnculo de pus que había estallado en torno a Karina Milei . Y con eso de “Kirchnerismo Nunca Más”, difícilmente le alcanzaba para convencer a los moderados, porque estaba ahora muy claro que seguro eso no quería decir “Corrupción Nunca Más”, ni “Abuso de Poder Nunca Más”, ni tampoco “No Maten al Mensajero Nunca Más”.

Pero como s

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