Para construir este sueño de 62 metros cuadrados en Bariloche tuvo que atravesar una negociación que por momentos se tornó compleja. Como arquitecto acostumbrado a tratar con clientes, Manuel Ciarlotti Bidinost sabe que es necesario invertir tiempo para captar su deseo profundo y así poder avanzar, darle forma, aunque en el intercambio haya debate y quizás algún capricho que eliminar. Así es ese ping pong en busca del equilibrio y el mejor punto de resolución en una conversación que incluye variables tan importantes como las complejidades que ofrece el terreno y el presupuesto. Esta vez fue diferente, porque el deseo era el suyo y también los caprichos y tuvo que negociar con él mismo: construiría su propia casa .

La pensó abierta a amigos y colegas abajo , con un estudio montado e

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