Hace unos días me topé con un artículo de la revista New Scientist que se titulaba “Por qué los matemáticos quieren destruir el infinito… y podrían lograrlo” .

No pude resistir las ganas de leerlo pues confieso que me fascina el infinito.

Para mí, el infinito es libertad creativa, intelectual y emocional.

Además me maravilla que podamos concebir un concepto tan asombroso desde pequeños: “¡Hasta el infinito y más allá!”, como dice Buzz Lightyear de Toy Story .

Quizás es porque lo intuimos al mirar el horizonte, o porque lo sentimos al ir descubriendo nuestra capacidad de amar.

Así que la idea de que alguien lo quisiera destruir me alarmó, particularmente si se trataba de matemáticos.

Y es que las matemáticas también me fascinan… desde lejos, pues mis conocimientos son limitad

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