El 20 de agosto, un helicóptero de la Policía es derribado en Amalfi. No un helicóptero cualquiera, un Black Hawk. No una agresión usual, fue con un drón. Tumban uno de los aparatos más sofisticados y costosos de las Fuerzas Armadas con un equipo simple y baratísimo. El resultado, trece policías asesinados. Neutralizar los dones es el nuevo desafío tecnológico para nuestros policías y militares.
Lo más grave, sin embargo, ha sido la conducta del gobierno. Para empezar, el gobierno estaba advertido sobre la situación de violencia en la zona. El 04 de junio, la Gobernación de Antioquia elevó al Ministerio de Defensa «una solicitud urgente y prioritaria frente al deterioro progresivo y alarmante del orden público en Amalfi [y pidió un] despliegue inmediato y reforzado de tropas que permitan