Los meses de julio y agosto han sido tradicionalmente el momento aprovechado para hacer obras en Barcelona, y este año no ha sido una excepción. Los avances en la cobertura de la ronda de Dalt, que han obligado a cortar un carril por sentido durante las semanas de menos circulación, son el mejor ejemplo de finalización junto a la repavimentación completa de la calle Pi i Margall, que ha sustituido el fallido adoquinado por un asfalto más convencional.
Pero, a diferencia de otros años, el fin del mes por excelencia de las vacaciones y el regreso a la rutina no trae consigo el fin de muchas obras. Una decena de puntos de la ciudad se encuentran inmersos en actuaciones de larga duración que se alargarán durante varios meses debido a su magnitud. Es el caso de la prolongación de la línea 8 de