En los últimos años, una nueva forma de relación con el trabajo ganó protagonismo en diferentes culturas laborales. Se trata de quiet quitting o renuncia silenciosa , un fenómeno que no implica abandonar un empleo, sino limitarse a cumplir con lo que establece el contrato, sin ir más allá de lo exigido . Para algunos representa una manera de proteger la salud mental y recuperar espacios personales. Para otros, es una señal de desapego que puede afectar la productividad y la calidad de las organizaciones.
La renuncia silenciosa surge como reacción a la cultura del exceso de trabajo que se instaló como sinónimo de éxito profesional y personal. Según explicó Livina A. Fernández Nieto en diario La Ley , jóvenes trabajadores, en especial de las generaciones millennial y Z ,