La sensación de estar constantemente ocupado, pero sin la certeza de estar avanzando hacia un objetivo claro, es un fenómeno común en el mundo profesional contemporáneo. La agenda desbordada, las notificaciones constantes y la presión por responder de inmediato pueden generar una sensación de actividad frenética que, a menudo, no se traduce en un progreso significativo. Sin embargo, el éxito a largo plazo rara vez es el resultado de la simple actividad; es, en cambio, el producto de un esfuerzo estratégico y deliberado. La gestión del tiempo y la organización personal no son meras herramientas para «hacer más», sino disciplinas fundamentales para transformar la actividad en un avance tangible y sostenible.

El uso más estratégico del tiempo de un profesional es la inversión en su propia fo

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