La patrulla llegó por los perros y se encontró con los niños. Fue el domingo 10 de agosto, poco después de las 18:30, cuando agentes de la Policía de Toledo, Ohio, acudieron a una vivienda ante una denuncia por maltrato animal. Al abrir la puerta, el olor los golpeó primero. Después, la escena: trece menores de catorce años viviendo entre insectos, heces en el piso y sin un sanitario ni ducha en funcionamiento, según dejaron asentado en documentos judiciales.

Las cámaras corporales registraron la reacción instintiva de los policías al cruzar el umbral: respiraciones cortas, miradas de alerta, voces bajas que trataban de no sumar más ruido al desorden. Los niños, “muy sucios”, parecían no haberse bañado en días; varios presentaban “múltiples picaduras de insectos”. En la cocina no ha

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