e han puesto punto y final a su historia de amor. Han tratado de hacer vidas por separado sin alertar a la prensa de que su matrimonio se había ido al traste, pero nada más anunciarse la noticia, ambos han emitidos comunicados oficiales. Coinciden en que han tomado una decisión difícil, pero la entienden como necesaria para no hacerse más daño y, sobre todo, por el bien de sus hijas. Por ellas prometen tener una separación cordial, pactando un silencio y no desvelar los motivos concretos que les ha llevado al ocaso.
Quizá no haya una causa exacta, sino más bien un cúmulo de ingredientes que han dado paso a un cóctel molotov. Ya ha estallado y mientras ellos guardan silencio, sus problemas se airean en los platós de televisión y el kiosco rosa. Ambos han dejado clara su postura de viv