Vivimos tiempos de profunda devaluación de la vida política, porque ha perdido su contenido humano, sus principios y valores y la capacidad de respuesta que debería tener frente a una sociedad hundida en la desesperanza.

Por José Juan Marín

Vivimos tiempos de profunda devaluación de la vida política, porque ha perdido su contenido humano, sus principios y valores y la capacidad de respuesta que debería tener frente a una sociedad hundida en la desesperanza.

Lo ocurrido en días pasados con senadores no es un episodio aislado, sino un síntoma preocupante. Si figuras definidas por sus estridencias marcan la pauta del debate nacional, lo que se avecina es un clima político cada vez más tóxico, por lo siguiente:

Uno. La política mexicana parece atrapada en una lógica de polarizacion. No imp

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