Debemos asistir desde el podio de sociedad civil sin permitir que alguien se adjudique la proeza de activarnos ni nos endilgue estandartes políticos ajenos. Nadie debiera tener en mente apropiarse del sentimiento social mucho menos sacar raja del dolor unánime.

Las condiciones parecen darse para que la marcha ciudadana convocada para el domingo 7 de septiembre, dos días antes de que se cumpla un año del mayor estallido de violencia que haya vivido Sinaloa por pugnas en el narcotráfico, aglutine a una multitud diezmada, indignada e inmovilizada debido a la acción del crimen organizado y la operación del Estado para contenerla.

En caso de no acudir la gente pacífica a este llamado, significará la resignación a estar así como primer signo de la rendición.

Puede ser que decidamos salir abru

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