Hay nombres que una ciudad no puede permitirse olvidar, historias que merecen ser grabadas. Valladolid ha decidido que uno de esos nombres es el de Jesús Redondo, el dibujante que proyectó su talento hasta Nueva Zelanda pero mantuvo su mesa de dibujo y su vida ancladas a orillas del Pisuerga. Por este motivo, el Ayuntamiento ha decidido dedicarle una calle que conecta el paseo del Arco de Ladrillo con las calles Orlando y Florencia en la Ciudad de la Comunicación.

La decisión de permanecer en Valladolid no fue una anécdota, sino el eje de su biografía. El alcalde Jesús Julio Carnero aseguró que fue un pionero involuntario de conceptos que hoy dominan el mercado laboral: “Nadie mejor que un dibujante de la categoría de Jesús Redondo para saber dos cosas. Lo que es el teletrabajo cuando

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