La diversión de las fiestas de verano se diluye en cuanto llega el principio de curso, dejando atrás mucha música, comidas y tradiciones. La resaca de estas celebraciones se traduce también en el impacto ambiental que dejan una vez acaban. En S anta Cruz de Oleiros, una semana después de sus fiestas por excelencia, t odavía se pueden ver los restos de los fuegos artificiales en sus playas.
Este martes, un grupo de personas encabezadas por Verónica Campos, técnica del Centro de Extensión Universitaria e Divulgación Ambiental de Galicia (Ceida), estuvieron limpiando y haciendo una auditoría de los restos de los fuegos de artificios. «Me sorprendió la cantidad porque ha pasado una semana y ha habido mareas vivas muy fuertes , especialmente con el mar de fondo estos días», afirma Cam