Toni, vecino de Paiporta, recuerda con crudeza el 29 de octubre, jornada marcada por la devastadora riada que arrasó el municipio valenciano. “Ese día me cogió en la zona del polideportivo nada más pasar el barranco, que estaba pasando un poquito más bajo y de repente una ola de agua... En minutos había metros de agua. En cinco minutos se llevaban los coches volteados”, cuenta.

A la dureza inicial de salvar la vida se sumó el impacto de ver durante semanas un pueblo destrozado . Sin embargo, en medio del barro, surgieron gestos de humanidad que no olvidará.

Un gesto que marcó un antes y un después

Toni recuerda cómo conoció a Iñaki, un voluntario vasco de Berástegui que, tras ver las imágenes de la catástrofe en televisión, decidió conducir hasta Valencia para ayudar. “Estaba s

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