A principios de diciembre pasado, un artista y empresario ghanés de 28 años, Joseph Awuah-Darko, anunció en Instagram que quería morir. En un video de un minuto afirmaba que la lucha contra su trastorno bipolar le había destrozado las ganas de vivir, por lo cual se había mudado a los Países Bajos para buscar la muerte asistida médicamente.
La publicación comenzaba con Awuah-Darko llorando, diciendo "estoy muy cansado" y luego daba lugar a una serie de imágenes suyas pasando lo que parecían muy buenos momentos. Sonriendo mientras flotaba en aguas azules resplandecientes. Relajado sobre el césped a la sombra de un árbol. Haciendo una pausa de contemplación desde un puente de madera.
Tres días después, volvió al ruedo con una de las invitaciones más extrañas de la historia de las cenas.