Las personas extremistas exhiben reacciones cerebrales sorprendentemente similares, independientemente de si se sitúan en el extremo derecho o izquierdo del espectro político. El lenguaje y la excitación corporal son los catalizadores.

Un estudio de la Universidad de Brown, publicado en el Journal of Personality and Social Psychology , sugiere que, a nivel neuronal, las personas con ideologías extremas, ya sean de un lado o del otro, comparten más similitudes de las que podríamos imaginar: lejos de ser adversarios en todos los frentes, sus cerebros procesan la información política a través de una lente común, moldeada por la emoción.

Los investigadores partieron de una pregunta clave: ¿Qué papel juega la emoción en la formación de visiones políticas extremas? Para averiguarlo, midier

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