No, el 1º de septiembre no será “el día de la Presidenta”. Tampoco será, necesariamente, el día de la Corte, y esperemos que mucho menos vaya a ser otra vez el día de legisladores como “Alito” y Noroña. Será el día del inicio de un nuevo ciclo político con un futuro incierto.

Hace 19 años, un 1º de septiembre, el Presidente Vicente Fox tuvo que entregar su Informe de Gobierno en el vestíbulo del salón de plenos de la Cámara de Diputados, pues la tribuna estaba tomada por legisladores del PRD, y fue imposible que leyera el mensaje con motivo de su último año de gestión.

Ese día se acabó el “día del Presidente”, un ritual de la liturgia priista que se mantuvo vigente durante seis décadas y que consistía en paralizar al país para escuchar al primer mandatario.

En los mejores años de ese

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