En la década del sesenta la literatura argentina no se leía como ahora. Los lectores se enfocaban en los clásicos y en los libros extranjeros. Liliana Heker , a los 12 años, leyó Los Miserables de Victor Hugo y le “cambió la cabeza”. Siguió con teatro, novelas de piratas, filosofía y más clásicos. Era una gran lectura, sin dudas.
Cuando entró a trabajar en la revista El Grillo de Papel , de Abelardo Castillo y Arnoldo Liberman , se le cambiaron los mapas: “Ahí todos hablaban de literatura argentina”, le dijo a Daniel Mecca en una entrevista vía Zoom que formó parte de la programación del BorgesPalooza . “Conocía de nombre a Borges pero no la había leído”, recordó.
“Mi encuentro con Borges estuvo dentro de un paquete de deslumbramiento. Lo descubrí a Borges dentro de