En el País Vallenato, donde la vida se cuenta a ritmo de acordeón, apareció hace poco una noticia que merece detenernos: un parrandero vestido de rojo emprendió una travesía hacia la capital. Lo vieron salir con una frase que parecía presagio: “ Si Bogotá hablara” . Para algunos, fue un loco sin rumbo; para otros, un soñador con destino. Al final, lo cierto es que marcó su camino y cumplió su meta.

Ese gesto resume lo que somos los parranderos: soñadores incansables, llenos de metas, organizadores natos, amorosos y fieles a nuestras causas. No hay obstáculo que nos detenga cuando se trata de alcanzar lo que anhelamos. Así lo hicieron Diomedes Díaz, Leandro Díaz, Silvestre Dangond y muchos otros, que convirtieron sus sueños en canciones eternas.

Un gran amigo me dijo hace poco: “La vida

See Full Page