Por: Dr. Jaime Fauré, académico de Psicopedagogía de la Universidad Andrés Bello.

En Chile, la conversación sobre convivencia escolar se ha instalado con fuerza. Directivos y sostenedores refuerzan protocolos. Municipios anuncian medidas de seguridad. El Ministerio impulsa talleres socioemocionales y apoyos a la reactivación de aprendizajes. Todo esto es necesario. Pero hay un aspecto que suele quedar fuera del diagnóstico y que, sin embargo, afecta los resultados y la experiencia diaria de millones de estudiantes: cómo se reconoce a cada alumno dentro del aula.

La evidencia acumulada por equipos de investigación en educación ha mostrado que, más allá de las calificaciones o de una clase bien planificada, los estudiantes construyen su identidad como aprendices a partir de señales cotidia

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