Giorgio Armani era el auténtico reflejo del estilo que hilvanó en sus diseños: comodidad, minimalismo, líneas limpias, colores neutros, lujo y atención al detalle.

El diseñador, quien falleció ayer a los 91 años, reinventó el traje y apeló a una sobriedad que contrastaba en los años 80, con una elegancia desenfadada. Decía que no había virtud alguna en crear ropa y accesorios que no fueran prácticos.

The Times destacó que su sello estuvo en desechar las hombreras, forros y rigidez para crear un traje que “da confianza sin imponer personalidad”, y sobre todo, dar libertad a quien lo porta.

Con esa misma elegancia y sutileza a la vez, Armani estuvo trabajando hasta sus últimos días y se despidió del mundo, con un anuncio oficial de su cada de modas:

“Con una tristeza infinita, el Grupo A

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