Si últimamente scrolleaste por redes sociales o visitaste alguna cafetería de especialidad, es casi seguro que te cruzaste con ella. Con su aspecto rústico, una superficie dorada casi quemada y un interior tan cremoso que tiembla, la torta vasca de queso se convirtió en un fenómeno global irresistible.

Lejos de ser un postre complicado, su magia reside en la simpleza y en la calidad de sus ingredientes, conquistando paladares desde San Sebastián hasta Buenos Aires. Y la mejor noticia: vos también podés prepararla en casa.

A diferencia de lo que muchos creen, esta no es una receta milenaria. La versión que hoy conocemos como Torta Vasca, o Basque Burnt Cheesecake, nació en la década de 1990 en el bar y restaurante La Viña, en San Sebastián, País Vasco. Su creador, el cocinero Santiago Riv

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