Resulta extraño y hasta dolorosamente inoportuno presenciar espectáculos que se presentan como gestos de solidaridad, pero que acaban convirtiéndose en un show mediático . La tragedia de Gaza es de tal magnitud que cualquier iniciativa debería estar marcada por la discreción , el respeto y, sobre todo, por la eficacia . Por eso me sorprende ver como unos pocos barcos, sin capacidad real para transportar cargamentos significativos de comida o medicinas, se convierten en escenario de bailes, canciones y discursos altisonantes .
La imagen de Ada Colau y Greta Thunberg despidiéndose al son de cánticos y aplausos, como si fueran protagonistas de una gran hazaña, choca con el dolor que se vive en Palestina. No hay espacio para la frivolidad en medio de una guerra que arrasa fa