En su última columna publicada en el Diario de Sevilla , la imprescindible Carmen Camacho señalaba dos falacias comunes con las que se pretende criticar a los contrarios al modelo turístico vigente, cuyas consecuencias en la habitabilidad de las ciudades son evidentes. La primera tiene que ver con las acusaciones de xenofobia con las que a menudo se despacha a los críticos: son reacios al modelo porque no les gustan los extranjeros. Esta acepción tiene una concreción en el término turismofobia que hemos escuchado mucho en Málaga últimamente, especialmente en boca de alcaldes, concejales, periodistas, el presidente de la Diputación y la patronal hostelera. En su columna, Camacho ironiza con que aquí nadie pretende expulsar a ocho millones de inmigrantes, pero sí lograr, precisam

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