CDMX.- «Me tiene sin cuidado que mi marido se acueste con otra mujer -le confió la esposa al consejero matrimonial-. Pero no puedo dormir bien con ellos dos en la cama». «Cuidado -le dijo el señor a la señora en la cocina-. Estás friendo los huevos con demasiado aceite. ¡Ah, se te están quemando! Baja la lumbre. ¡No les des la vuelta tan aprisa, vas a reventar las yemas!». La señora se molestó: «¿Acaso piensas que no sé cocinar un par de huevos?». Respondió el señor: «Nada más quería que sientas lo que siento yo cuando manejo y tú vas conmigo». Astatrasio Garrajarra llegó a su casa más azumbrado que de costumbre. Poseído por el espíritu del vino subió cae que no cae por la escalera que conducía al segundo piso, entró tambaleándose a la alcoba y con movimientos torpes se desvistió y se meti

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