Éstos autódromos que gozan de buena salud por su historia, como Monza y otros pocos —fundamentalmente europeos—, han sobrevivido a pesar del crecimiento urbanístico donde están ubicados. Son legendarios y ricos en antecedentes, pero cada año que son anfitriones de la F1 se las ven de coronillas para adquirir agilidad y movilidad de tránsito, debido a que sus accesos son estrechos y están enclavados en sitios densamente poblados.

La paciencia es el arte de los tifosi en este caso, porque llegar hasta tu lugar dentro del parque no es tarea sencilla, aunque seas espectador, piloto o responsable del evento.

El negocio de la F1 sigue creciendo: los “Paddock Club” —espacios VIP que se venden— cada vez son más grandes y generan ingresos fuertes de divisas. Por ejemplo, acá la prensa ha sido víc

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