El primer ministro François Bayrou advirtió que la deuda francesa ha alcanzado un nivel crítico. Tan crítico, de hecho, que puso su cargo sobre la mesa y convocó una moción de confianza para demostrarlo: si este lunes el Parlamento rechaza su plan de austeridad, Bayrou deberá renunciar.
El líder centrista asegura que la crisis institucional que se aproxima tras su muy probable dimisión es un riesgo que está dispuesto a asumir para que “los franceses tomen conciencia” del gran problema fiscal que arrastra el país desde 1974. Insiste que “la cuestión del 8 de septiembre tiene poco que ver con el destino del primer ministro y mucho más con el destino de Francia”.
Pero parece que ni su discurso existencial y sacrificial, ni el déficit de 3,3 billones de euros bastan para que