El fallecimiento de Gustavo Torner (Cuenca, 1925-2025) implica la desaparición de una de las figuras clave del arte español de la segunda mitad del siglo XX. Su nombre aparece inscrito en esa constelación de artistas que, en un país anclado en los grises de la dictadura, supieron abrir rendijas por donde se filtraba una modernidad radical. Junto a , lideró el núcleo cuajado en torno al , que, desde 1966, marcó un punto de inflexión en la concepción del arte contemporáneo en España. Pero reducir a Torner al marco institucional sería injusto: su obra, en perpetua mutación, fue siempre un laboratorio de tensiones entre lo visible y lo invisible, entre la materia y la idea, entre el gesto íntimo y la construcción monumental.

En el imaginario colectivo, Torner quedará siempre ligado a Cuenca

See Full Page