A pesar de haber regresado al país, hilos invisibles me atan al destino del que provine, conectándome con Iberia.

Tan solo un día después, pensando en el segundo viaje largo que he de realizar, ahora desde Caracas con destino al Delta, donde vivo y convivo, se materializó un deja vu del mes y medio anterior, es decir, de los 45 días clavados que estuve de golfo en la península, que es como le dicen los españoles a los que solo piensan en tragos y fiestas -golfete me decía cariñosamente el tío Pepe-.

Mi hermano Carlos, su esposa Mara y los hijos karatecas, Miguel y Francisco, ergo, mis sobrinos, me invitaron a presenciar una clase del estilo Shindo Ryu en la Hermandad Gallega.

Encantado del honor que significaba ver a dos excelentes artistas marciales con parte de mi sangre en acción, un

See Full Page