El asesinato del contraalmirante Fernando Rubén Guerrero Alcántar, ocurrido el 8 de noviembre de 2024 en Manzanillo, Colima, tras denunciar a sus superiores por presuntas operaciones de huachicol en puertos y aduanas, sacudió los cimientos institucionales de la Secretaría de Marina y sembró la sospecha sobre su integridad.

Pocos días antes, otro elemento de la Marina fue asesinado mientras vacacionaba, en un contexto que, sumado al de Guerrero, incrementa la presunción de vínculos internos con estructuras delictivas. Ambos crímenes están siendo investigados por la FGR.

La Fiscalía General de la República vincula estos homicidios con la indagatoria contra el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, sobrino político del exsecretario de Marina Rafael Ojeda, lo que adiciona la sombra del

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