Con más dudas que certezas, el ataque contra un bote de pequeña eslora admitido por el gobierno de Estados Unidos, abrió un nuevo e innecesario problema contra la administración de Donald Trump, luego de que su gobierno haya decidido guardar un sospechoso silencio sobre la operación en la cual supuestamente fueron asesinadas 11 personas.

Entre bombos y platillos, y con aires de superioridad, tanto Trump, como su secretario de Estado Marco Rubio, anunciaron la operación en la que buques de guerra destruyeron a un pequeño bote con 11 personas a bordo, y que transportaban “grandes cantidades de cocaína”, en medio de una presunta lucha contra el narcotráfico en las costas venezolanas. Pero el anuncio dejó dudas que no han podido, ni querido, ser aclaradas.

Legisladores estadounidenses están

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