Hay un dragón escondido en el estadio Francisco de la Hera que, en los momentos de máxima necesidad, aparece de sus cenizas. Y cuando ruge, con fuerza volcánica, minimiza y elimina rivales casi como por arte de magia. Algo así debió pensar el Atlético Malagueño cuando, tras verse ganando 0-2 y con un hombre más sobre el campo, vio una llamarada en la grada. Si el Francisco de la Hera se enciende, dicta sentencia. Y de nuevo, como tantas veces, el Extremadura tiró de esa épica que tanto le gusta para remontar un partido que sin ese coraje era difícil de voltear.
Esas cosas pasan a menudo en el Francisco de la Hera. Y por eso no es de extrañar que, pese al 0-2, en el ambiente de la grada, con casi 5.000 espectadores, hubiera latente esa fe de que podían pasar cositas.
La cosa empezó bien p