En la madrugada del 7 de septiembre, Rusia lanzó el ataque aéreo más intenso desde el inicio de la invasión, empleando más de 800 drones y 13 misiles que golpearon varias ciudades ucranianas, entre ellas Kyiv, Odesa, Zaporiyia, Kryvyi Rih, Sumy y Chernihiv.
La capital fue uno de los principales objetivos y resultó especialmente afectada cuando un misil impactó el edificio del Gabinete de Ministros, que quedó envuelto en llamas. Este hecho, de fuerte carga simbólica, marcó la primera vez que la infraestructura central del Ejecutivo sufre un daño directo desde el comienzo de la guerra.
El balance humano es doloroso: al menos cuatro civiles fallecieron, incluido un bebé, y más de 20 personas resultaron heridas. Aunque las defensas aéreas lograron interceptar 751 drones y cuatro misiles, la