GREGORIO LEÓN. Nueva York

El libro dorado de la historia del tenis se escribe con batallas memorables, que construyen héroes a la manera clásica, desde Grecia para acá. Sean mitológicos o de carne y hueso, aunque a veces sean indistinguibles. Carlos Alcaraz es uno de ellos. Nunca le ha tenido miedo a lo imposible. De la cita de hoy con Sinner en la superficie sagrada de la Asthur Ashe Stadium saldría el nuevo rey del planeta tenis. Y ese rey tiene acento murciano. Gana Alcaraz. Gana un español. Y también la fantasía, esa que nos hace ser siempre niños. Carlitos vuelve a serlo siempre que agarra una raqueta, y siente de nuevo el placer original de cuando su padre le puso en las manos la primera, cuando tenía solo tres años.

Donald Trump también jugó el partido. Los controles de seguridad

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